Anónima
No se imaginan la alegría que sentí cuando la profe me comentó que hace años ya no se cumple con eso, la mujer que se casa conserva su apellido.
La presión social revela argumentos que exaltan la maternidad como una meta de la mujer, la idealizan como la única vía para encontrar la realización y el amor verdadero.
En este país las palabras han sido lastimadas porque aprendimos a manipular, confundir y engañar si decimos que nuestra causa es justa.