La voz de la maestra habla suave y contundente: Cerebro callejero, ¿A dónde ibas caminando decidido antes de detenerte?
Para hacer esa vuelta que tengo pendiente,
que hasta ahora no era importante, verdad, pero ya que he venido hasta acá… ¿por qué no aprovechar, volverla urgente?. Se hace tarde, tengo que regresar, me esperan. Puedo retomar la ruta otra vez, olvidar la casa a pesar de creer que vuelvo a ella. ¿A qué salí? ¿por qué venía? ¿Por qué me siento impaciente?
Mi cuerpo se detiene bajo la tarde soleada y observo su reflejo de vitrina. Se fue otro día, corta la vida no hay tiempo. No mentiras, es larga, mañana vuelvo e intento. Sin sabor. Regreso con el pan, eso sí, que no falte madre ni alimento.
Madrugo, hago las filas y me doy mañas para gozar de ellas, por ejemplo, dibujo cabezas, hombros y espaldas, hoja tras hoja; colección de salas de espera en libretas viejas. También observo la punta de mis pies avanzar en pasos milimétricos para sentir que no dejo de caminar, aún parqueada, mientras espero el turno de la cita, del pago de una factura, del sello de radicado a la petición cuya respuesta tal vez recibiré en una semana, un mes o un año. Oigo la música que me gusta en el trancón, canto y a veces, bailo. ¿A qué salí? ¿por qué venía? ¿Por qué me siento impaciente?
P´AYER
No existen más excusas para cobrar el sentido de los propios pasos,
para abandonar sin explicaciones filas. Para salir corriendo por lo que se quiere, para comprobar por una misma que nada pasa, que nada se paraliza, que no hay ataque cardiaco, aunque la voz que las organiza y vigila estalle en impotentes gritos: ¡abandonadora de filas, amante demoniaca del caos, traicionera de esta recta organización que lo que buscas, a cambio de tu tiempo, te lo termina dando!
La aspirina hace que la sangre circule líquida y ágil, pero ¿por qué luchar por volver solo líquída mi naturaleza corpórea mutante cuya dicha radica en reconocerse hacedora de su ritmo y tejedora con sus pasos de puntadas junto a los demás abandonadores de filas, amantes demoniacos del caos y traicioneros de este sistema, de esta recta organización, que lo que buscas a cambio de tu tiempo, te lo termina dando!
P´AYER
El afán propio, la obsesión que no da espera
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Elixir de todos los tiempos, jugoso néctar que nutre en pequeñas dosis de acciones concretas, el cultivo de la gracia que si se guarda caduca y envenena y que si se expresa hace magia, sana, crea.
P´AYER
Siembra de sueños propios que son un poco el de todos, cosecha de corazón que redunda en el latir del universo. Enunciado de cada parte en el tejido del todo.
Las fórmulas han funcionado como anzuelo para patentar sabidurías en proceso a las que terminamos haciendo fila y que nos quitan el tiempo de completarlas con las nuestras. Infinitos espejismos de tierras prometidas y definitivas con las que los seductores interrumpen el camino de quien dizque camina decidido y se va tornando de sabedor a enfermo. Con su acato ciego se esfuma la posibilidad de experimentarse al tiempo cara y sello; de perderse del efecto de ser uno y reconocerse fabricante y poseedor de la pócima que es su cura o su veneno. (Milagroso encuentro en medio de la equivocación, el caos y la falta de equilibrio). Para el incrédulo pequeñas muestras de fé, de constancia y entusiasmo vuelta hecho y pecho, que vuelve y cae en la fila y vuelve y sale corriendo. Ya quisiera la industria farmacéutica ser dueña del tuyo y el mío, don nuestro.
Bajo Licencia Creative Commons / Publicado originalmente en http://cantalicia.blogspot.com/ y compartido para EspacioPotenta.com / Fotografía Catalina López