Y yo apenas puedo publicar las maravillas que pienso, sin tener miedo a las críticas por los errores de ortografía, o porque digan no le queda bien lo que escribe; o que me digan mejor dedíquese a otra cosa. Si ustedes estuvieran preparados para entender la escritura de la mujer, que no contiene textos pero que narra las cosas vividas, y eso no tienen ni una sola falla de ortografía, entonces yo me atrevería a contarles un poquito más, hasta perder el miedo a convertirme en una escritora de esas que se anime a contar aunque sea el 1% de sus aventuras a diario.
Les contaría por ejemplo cómo planeo la vida y cómo en realidad me toca guerrear para salir de cada idea que se me cruza en la cabeza y convencer a mi corazón de proyectarla.
A veces he querido contarles a ustedes mis tristezas o mis alegrías, mis logros o mis derrotas, mi situación sentimental y mis aventuras; he querido dejar por escrito cada maniobra que una hace en la vida para no derrumbarse, pero por miedos a que me critiquen una mala pronunciación o un mal escrito, una se abstiene. Sé que muchas de ustedes harían lo mismo, eso de atreverse a escribir si fueran menos criticones los lectores y apoyaran la escritura.
Creo que desde recetas de cocina o cómo preparar una aromática, hasta espacios eróticos tendríamos bien contados en nuestro diario de vida.
Por ejemplo les contaría de mis amores e ilusiones y de todos esos días que junto a la tulpa escuché a mi madre hablar desde su lenguaje silencioso y contarme aquellas tristezas que tuvo que vivir, de sus 12 partos sin partera, sin enfermeras ni médicos.
Les contaría que ella fue psicóloga, economista, política, modista, religiosa, chef, cobarde y valiente a la vez; les contaría también que a veces hacía trueque con las cosas tan ricas de la casa, solo por cosas que rendían en la canasta familiar para alimentar a toda la familia y a hasta para las visitas.
Les dejaría por escrito ante todo, cada viaje bonito al lado de mi madre y mi abuelo, cada lectura que hacíamos de cada uno de los lugares donde estábamos, además de los amigos que he hecho en cada viaje, unos que duran poco y otros que han perdurado en el tiempo, esperando sean para toda la vida. En fin, solo díganme si están dispuestos a aceptar así mis historias y yo buscaré en mi galería y compartiré con gusto hasta generar un lenguaje que sume o anime a otras a seguir.
Creo que ahí o espero así sea este texto.
Bajo Licencia Creative Commons / Publicado originalmente en EspacioPotenta.com / Fotografía: Isabel Córdoba